QUINTANILLA DE TRES BARRIOS

 Historia 

 

Dintel con inscripciones en la puerta de la iglesia 

 

Apreciaciones aparte, Quintanilla de Tres Barrios no deja de ser un pueblo singular pues, entre otras cosas, no siempre le han colgado sus tres barrios. Nació con apellido ajeno y a medida que tuvo uso de razón le dejaron decidir por si mismo aglutinando tres anexiones que no se ha llegado a conocer a ciencia cierta su procedencia. Opiniones hay para todos los gustos. Guillermo García (“Las rutas del Cid”), erudito en estos temas, piensa que la terminación “de Tres Barrios” podría tener relación con la comunidad de San Esteban de Gormaz, Osma y Gormaz que formaban la confederación de Las Tres Casas de la Olmeda. Según él ésta podría haber sido la institución económica foral más antigua de España, o en cualquier caso la más duradera (año 1837) de todas las conocidas hasta ahora. Sin datos que lo confirmen se trataría de una hipótesis o suposición. Suposición que podría corresponderse con la estructura del pueblo en tres partes: la encimera, la bajera y la del medio, como aparece especificado en algunos documentos al hablar de su casco urbano. Esta última hipótesis podría ser la que mejor se corresponde con la denominación de su terminología

 

Etimología

Sea como fuere, Quintanilla de Tres Barrios ha venido sustentando su peso sin apenas inmutarse aunque, todo hay que decirlo, ya comience a renquearse. A vueltas con su Historia, acaso hoy este pueblo de rancio abolengo sea un enigma histórico porque no le sale una arquitectura aparente con su ancestral condición. Pero no por ello deja de ser milenario. Etimológicamente Quintanilla, al igual que Quinta o Quintana, entre otros sinónimos que ahora veremos, significa casa de recreo en el campo cuyos colonos solían pagar por renta la quinta parte de los frutos recogidos. Todo apunta a que su origen arranca de la remota época de los romanos, aunque no tengamos datos que lo certifiquen. Al respecto extraemos algunos significados de la recopilación de topónimos de la Tierra de Soria, de Eleuterio Carracedo Arroyo, según el cual los numerosos Quintana pueden tener varias explicaciones según autores. Puede ser el nombre de un lugar situado junto a una vía romana; un antropónimo indicativo de una propiedad; una plaza y mercado unido a un campamento romano; o una propiedad dividida en determinados cuadros para el riego.

 

Calzada romana y ruta del Cid

 

Restos de piedras de la calzada romana

 

Reforzando alguna de estas teorías no hemos de olvidar la vía romana que cruza todo el término municipal y que se corresponde con la número XXVII del Itinerario Antonino, en el tramo que transcurre entre Uxama y Clunia. Entra por el paraje de la Laguna de Valdelpollo y sale por el de la Cuesta hacia Osma. En el trayecto encontramos topónimos como la Calzadilla y algunos restos de piedras labradas en su entorno que certifican su trazado por estas tierras. 

Reforzando alguna de estas consideraciones no hemos de olvidar la vía romana que se corresponde con la número 27 del Itinerario Antonino, que cruza todo el término municipal.

Se puede precisar que por aquí pasó el Cid Campeador en su destierro camino de Valencia siguiendo prácticamente el itinerario reseñado. Aunque las fuentes documentales no mencionen el nombre de Quintanilla, su terreno fue escenario de su partida. Dice el Cantar de Mío Cid: “De esta vez el Campeador deja su tierra. Tirando por la izquierda de San Esteban (de Gormaz), buena ciudad, pasa después por Alcubilla (del Marqués) que de Castilla fin es ya”. Timoteo Riaño y María del Carmen Gutiérrez, especialistas en temas cidianos nos hablan del recorrido del Campeador y con cierta precisión nos describen su paso por Quintanilla de Tres Barrios. “A partir de Zayas de Báscones, hay un verdadero laberinto de caminos. Para elegir el más verosímil tenemos que tomar como punto de referencia el paso por Quintanilla de Tres Barrios, como diremos. Según esto, el Cid seguiría el camino de las Lagunas que coincidía con la antigua Calzada Romana que no abandonaría ya hasta Quintanilla de Tres Barrios.

   

 

 Panorámica de la calzada romana y ruta del Cid

 

La Calzada Romana, sin entrar en Villálvaro se dirigía a Matanza y de aquí a Quintanilla de Tres Barrios, y por las eras del pueblo a Osma. Pero en Quintanilla de Tres Barrios, el Cid abandona la Calzada para dirigirse a Alcubilla del Marqués, la Alcubilla del Cantar. En efecto, en las mencionadas eras de Quintanilla de Tres Barrios hay una bifurcación: la Calzada Romana se dirige al E. por la Atalaya de Quintanilla, sobre una loma, para descender luego y desembocar en Osma, cerca del Alto de las Minas, donde se puede ver todavía un puentecillo romano, que salva una pequeña vaguada, y otra que sigue más hacia el SE, en las afueras de Quintanilla de Tres Barrios.

Este camino de SE se bifurca a su vez en dos: uno a Pedraja de San Esteban y el otro, el que sigue el Cid, escalando unas lomas para descender luego hasta Alcubilla del Marqués. Hasta hace pocos años se encontraba relativamente bien este camino cidiano. Los vecinos lo cuidaban para que el cura de Alcubilla del Marqués, don Tomás Leal, pudiera ir en moto a Quintanilla de Tres Barrios para el servicio religioso. Hoy sólo se puede ir a pie. Los torrentes han surcado el camino de la ladera S.

Siguiendo este camino pasa el Cid por la izquierda de San Esteban, a unos 4 ó 5 kilómetros. De ahí la apreciación del verso 397: De siniestro sant Estevan una buena cipdad.”

Apoyando la tesis de Timoteo Riaño y María del Carmen Gutiérrez se puede manifestar con cierta precisión que el Cid entró en el término de Quintanilla de Tres Barrios, siguiendo la Calzada Romana, por el paraje de la laguna de Valdelpollo, junto a La Torrecilla. San Esteban de Gormaz quedaría a su derecha a unos dos o tres kilómetros. Sigue por el camino que antiguamente unía Rejas de San Esteban con Quintanilla en dirección al pueblo para posteriormente tomar el antiguo camino de Matanza hasta el Pradillo, por donde badea el Arroyo de la Dehesa y sube por el camino de el Val hasta las eras del pueblo. Dejaría éste a su derecha al pasarlas y siguiendo en línea recta cruza el camino de El Burgo, desviándose de la Calzada romana cerca del paraje de la Calzadilla, que queda a su izquierda. Cruza el arroyo del Torderón para seguir por la Majada de los bueyes que va a desembocar al camino de Alcubilla del Marqués, en las inmediaciones de la Piedra rodada. Por aquí seguirá el camino actual que le llevará al pueblo cruzando la mojonera de ambos términos por la Cañada Real, a un kilómetro de la Atalaya que se divisa a su derecha.

 

Asentamiento y consolidación

No es aventurado pensar, sin embargo, que Quintanilla fuera un pueblo ya asentado en los albores de la repoblación del valle del Duero (siglos X-XI) en una zona estratégica entre las posiciones cristianas y musulmanas. Verdadero artífice de la reconquista de las tierras de Osma (año 933) y San Esteban de Gormaz (955) fue Fernán González. En el año 1068 había hecho la repoblación del alfoz de San Esteban del Extremo (que así se llamaba por entonces San Esteban de Gormaz) y es probable que con buen fuero, del que se beneficiaría Quintanilla como núcleo cercano. Muy lentamente se iniciaría el aprovechamiento, primero con ganado y después con la repoblación de tierras situadas en su proximidad. Comenzaban a gestarse las condiciones imprescindibles para el asentamiento, que lo más probable es que no fuera de nueva creación sino aprovechando uno anterior, de la época visigoda o romana, que quizá no llegase a desaparecer del todo tras la irrupción de los árabes.

La noticia o la fuente documental más antigua que se conoce sobre Quintanilla de San Esteban data, precisamente, de esta época (siglo X). Juan Loperráez Corvalán en su libro Descripción histórica del Obispado de Osma nos habla de cierta información recogida en el Libro de Memorias y en la Tabla de Aniversarios de la Iglesia de San Miguel, de Quintanilla de San Esteban, en cuya parroquia se hacía en todas las misas de los días festivos un responso, que pagaba la villa de San Esteban, en memoria de la condesa de Castilla, Sancha Ballestero, mujer de Fernán González, reconquistador del alfoz de San Esteban allá por el año 955, “en agradecimiento del prado que les dejó” a los vecinos de Quintanilla (tomo II, pág. 410).

Reforzando estos datos, se conserva un documento en el archivo municipal sobre un pleito que mantuvieron el Concejo de Quintanilla y el Concejo de la Mesta por un terreno que la condesa Sancha Ballestero donó para su repoblación al Concejo de Quintanilla de San Esteban “con carga de ciertos aniversarios de que hacía demostración con el juramento necesario por donde constaba haber sido tierra que se había labrado siempre y así lo decía en la cláusula de dicho calendario y de derechos semejantes escrituras y antigüedades que lo probaban de sobra…”. Sancha Ballestero, condesa de Castilla, concedería cartas de población y privilegio a los repobladores gozando de ciertas exacciones.

 

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