Chascarríllos
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En el cancionero popular o tradicional de los pueblos normalmente suelen haber canciones típicas y propias del lugar y otras semejantes o parecidas, con algunas variaciones del tema aplicadas a las costumbres o a las circunstancias, a las celebraciones.  

 ¿Qué pueblo no goza de unas letras en su honor haciendo alabanza a su nombre o a las personas que lo habitan? ¿Qué pueblo no canta con orgullo la canción que le identifica? Evidentemente la cualidad del género femenino siempre ha sido ensalzada por sus habitantes. Como muestra de ello vaya por delante estos chascarrillos:   

Somos de un pueblo, señores      de Quintanilla la guapa...            

Era una manera de despacharse a gusto sobre quién es quién en su territorio. O estas otras que no tienen ningún desperdicio en las que se dan a conocer las virtudes y los defectos de la casta joven:                     

Somos de Quintanilla  muy buenas muchachas...      

En el capítulo de chascarrillos la nómina es extensa. Desde los niños al más mayor sacaban a relucir toda la variedad temática. Algunas de estas coplillas se hacían generalizadas, otras se sacaban a relucir cuando la ocasión lo requería. Las rondas de mozos era un caso típico que ponía en boca de los protagonistas toda una retahíla de cancioncillas, coplillas y chascarrillos que hacían mención a cualquier aspecto o tema pero que raras veces dejaba de evocar las cualidades y características de las mozas. El tema del amorío ocupaba un largo espacio para tratar de desmenuzar todo su contenido y la riqueza folklórica que llevaba implícita.

Lo mismo ocurre con todas las demás cancioncillas reservadas para unadeterminada ocasión, canciones de cuna, coplas, dichos, y hasta el extenso refranero que, a veces, caía bien según donde se dijera.     

Que llueva, que llueva la virgen de la cueva...

Determinado protagonismo en este tipo de canciones lo tenían los abuelos, que narraban a sus nietos pequeños canciones de cuna –falta por recabar información  al respecto- que despertaban la curiosidad y los mantenían entretenidos. A veces una simple baraja de cartas servía para tenerles ocupado, más que por distracción en el juego, por escuchar los sones de una letra sin apenas tonalidad que hacía referencia al contenido de las cartas en función del palo que salía.  

La Baraja...

Como queda dicho, el capítulo de canciones que se cantaban en Quintanilla de Tres Barrios es mucho más considerable. Buena parte de él queda reflejado en el apartado de Costumbres y Tradiciones. Todo un muestrario de melodías cantadas para la ocasión en el momento y lugar que tocaba representar para realzar el contenido, la fiesta o la celebración. Aquí nos limitaremos a recoger algunas muestras de canciones de temática religiosa que tenían como protagonismo el momento circunstancial del hecho. Siempre con suma devoción.